Voluntarios de Regnum Christi Argentina construyen capilla en comunidad de São Paulo: testimonio de Marina Marchiante

Consiste en acciones concretas de reparaciones, jardinería, pintura y construcción de capillas en muchas comunidades que Juventud Misionera apoya y colabora en las localidades de la capital de São Paulo y provincias.

Marina Marchiante, de la comunidad de Betania, tuvo la oportunidad de participar en este apostolado, y nos comparte su valiosa experiencia de colaboración en la construcción de una capilla para la comunidad de Montemor, en el interior de São Paulo.

Este año, asistieron a una comunidad en el interior de la capital de São Paulo para construir una capilla a la comunidad de Montemor, a pedido del párroco de la parroquia matriz de la ciudad, P. Fabio. Eran casi 100 voluntarios, algunos miembros del movimiento Regnum Christi, otros católicos y también muchos de otras denominaciones religiosas.

El P. Felipe Necco, LC, el diácono P. Alexandre, LC (ahora neo sacerdote) y las Consagradas Luciana Bandeira y Lucia Macías, CRC, fueron quienes acompañaron a los jóvenes. Y también una colaboradora de Colombia, Cristina que apoyaba el movimiento durante 1 año en la localidad de Curitiba (región Sur de Brasil).

Testimonio de Marina Marchiante

“Soy Marina y actualmente participo del movimiento Regnum Christi en la localidad de Buenos Aires, Argentina en la Parroquia Betania. Mi experiencia en este apostolado no podría ser mejor y haber sucedido en el tiempo correcto, pues desde que conocí la fundación Soñar Despierto en Brasil, en 2012, siempre quise participar de este apostolado”.

“Algunas veces, era la fecha que nunca encajaba con mi calendario, otras veces eran los cupos que se agotaban o simplemente era porque no tenía tiempo suficiente en el Movimiento y en la Fundación. Pero, al final, todo pasa en el tiempo de Dios y según Su divino corazón y voluntad”.

“Todo encajó perfectamente, las formaciones que tuvimos durante la obra fueron esenciales para ayudar a construir nuestra propia capilla interior y tener fuerzas, disposición, alegría y fe en la construcción de la capilla exterior”.

“Aprendí a ver más allá de las limitaciones y miedos, y que si cada uno deposita su granito de arena todo, pero todo, se torna posible y real. La construcción de esta capilla solo sucedió porque cada uno puso sus talentos y fuerzas a disposición del grupo. Sin embargo, en estos momentos se sintió profundamente lo que es la comunión y unidad de una comunidad, es decir, el cuerpo apostólico”.

“Finalmente, ver y presenciar el último día, la entrega de la capilla a la comunidad, la emoción y sorpresa de cada uno de aquella comunidad -una comunidad que estaba esperando por esta capilla hace 30 años- fue algo inolvidable y emocionante que quedará para siempre en mi alma como una de las mayores luces que he recibido”.