El Padre Alfonso Blanca L.C., capellán del colegio y director del ECYD, comparte con entusiasmo cómo es un día típico en su vida dedicada al servicio espiritual y a la formación de los jóvenes. Su jornada comienza temprano en la mañana, cuando se levanta para rezar y hacer su meditación. “Tomar el desayuno, rezar en la comunidad de los padres las Laudes y después salir al colegio”, describe.
El Padre Alfonso se dedica a brindar dirección espiritual a los alumnos, confesándolos y organizando diversas actividades, como retiros y misas. Cada mañana, también prepara las actividades del ECYD junto con los responsables que darán las charlas a los niños del club Faro y a las niñas del club Giro.
Por la tarde, las actividades continúan en el centro de espiritualidad o en el colegio, donde comparten una merienda con los chicos. Durante este tiempo, el Padre Alfonso invita a los jóvenes “a amar más a Cristo, a rezar por las almas del purgatorio, a buscar ser santos o preparar alguna misión o algún apostolado”.
Al terminar las actividades, regresa a casa, donde su agenda incluye tareas cotidianas y encuentros de formación. “Algunos días tengo que ir a hacer las compras del supermercado, y otros días, tenemos actividades como la Previa con fe para los chicos del Regnum Christi”, comenta. Además, organiza encuentros de formación para monaguillos o responsables llamados “miércoles con Cristo”.
La jornada del Padre Alfonso a menudo culmina con la celebración de la misa en la parroquia de San Lorenzo, el lugar donde vive.
Para relajarse, disfruta de actividades al aire libre. “Me gusta salir a caminar dado que vivimos en San Lorenzo, que es una zona muy bonita con mucho campo, unos cerros lindos, o andar en bicicleta”, comparte. También se hace tiempo para acompañar a los chicos en sus entrenamientos de rugby, asistiendo a sus partidos los sábados.
La clave de un buen día para el Padre Alfonso es “empezar de la mano de Dios con una buena oración y con una buena taza de café”. Sin embargo, confiesa que en Salta ha comenzado a disfrutar del mate. Con una vida dedicada al servicio y una conexión profunda con su comunidad, el Padre Alfonso se muestra como un faro de luz y guía espiritual para los jóvenes a su cargo.