En una emotiva celebración el tercer domingo de Adviento, la comunidad parroquial se reunió para vivir la primera misa del Padre Santiago Casanova, un joven que creció en esta misma parroquia y fue formado por los Legionarios de Cristo. La cantamisa es la primera misa celebrada por el sacerdote recién ordenado, un momento de especial significado para él y su comunidad.
El domingo 12 de diciembre, a las 11:30 de la mañana, la comunidad parroquial vivió un momento trascendental y lleno de gozo: la cantamisa del Padre Santiago Casanova. Esta celebración, que unía cielo y tierra, tuvo lugar en el marco del tercer domingo de Adviento, conocido como el Domingo de la Alegría.
El Padre Santiago, quien recibió todos sus sacramentos en esta parroquia, sirvió como monaguillo y luego ingresó al Seminario de los Legionarios de Cristo, regresó a su comunidad de origen para oficiar su primera misa. Este hito no solo marcó el inicio de su ministerio sacerdotal, sino que también renovó la alegría y el sentido de pertenencia de la comunidad.
Tras la misa, se llevó a cabo una convivencia donde el Padre Santiago compartió su testimonio de vida, acompañado por las experiencias de sus padres y algunos sacerdotes que lo apoyaron durante su formación. Fue un momento sencillo y familiar que permitió a los asistentes conectar profundamente con el camino vocacional del nuevo sacerdote.
Esta celebración se vivió con un espíritu de unidad y gratitud, dejando una huella imborrable en la comunidad y en la familia del Padre Santiago. Sin duda, fue un día especial para todos aquellos que han sido testigos de su crecimiento espiritual y humano.