Conoció el Regnum Christi en su etapa escolar, como alumno del Instituto Cumbres Lomas en Ciudad de México. Luego decidió ingresar a la apostólica pues “si iba a ser sacerdote quería ser legionario”. En diciembre cumplirá 10 años de sacerdocio, de los cuales ocho los ha vivido en Salta.
La labor de coordinador de la localidad de Salta consiste en velar por la unidad y preservación del espíritu del RC en cada apostolado, comunicar ad intra y ad extra sus actividades y gestionar el uso y mantenimiento del Centro de Espiritualidad.
¿Cómo fue su proceso de discernimiento vocacional?
Un padre legionario me invitó a participar de varias convivencias vocacionales a lo largo de mi sexto año de primaria, y posteriormente acepté ir al cursillo de verano. Cuando comencé a tratar con más frecuencia al padre que me invitó, recuerdo haber dicho “si soy sacerdote, quiero ser legionario”.
En el cursillo de verano lo que más me llamó la atención fue el ambiente de caridad lo que hizo quedarme.
¿Qué rol jugó en su proceso de discernimiento sus padres y familia?
Mucho. Ambos me ayudaron, pero fue mi padre quien me ayudó a superar una crisis que tuve en la apostólica. Yo me quería ir, estaba en la adolescencia y quería vivir lo que cualquier joven de mi edad vivía fuera. Esto pasó después de las vacaciones de verano con mi familia. Y recuerdo que mi papá me dijo que estaba bien, que si me quería volver lo hiciese, pero antes me pidió dos cosas, que entrase al seminario y agradeciese a todos aquellos que durante esos años me formaron, y que fuese a hablar con el rector y le expusiese los motivos que tenía para salir del seminario. Esto último me dejó pensando, no tenía motivos fuera de un capricho y un sentimiento. Posteriormente hablé con el rector y me ayudó a hacer un buen discernimiento.
¿Qué fue lo que le atrajo del Regnum Christi y de los Legionarios de Cristo, que lo llevó a querer vivir su vocación al interior de ellos?
El ambiente de caridad que vi en la apostólica no era fácil, pero el esfuerzo que cada uno ponía traía mucha paz y alegría.
¿Qué es lo que más feliz lo hace en su vocación sacerdotal?
Poder ayudar a tanta gente a través de los sacramentos, especialmente a través del de la confesión, y cómo Dios puede actuar a través de nuestras palabras, gestos y acciones, muchas veces sin que nosotros nos demos cuenta.
¿Cómo ha sido vivir su vocación en Salta?
Extraordinario. Siempre me he sentido muy acogido por esta comunidad, se siente un ambiente de familia.
Ahora como coordinador de esta localidad ¿qué desafíos tienen actualmente?
Hay varios desafíos que, desde mi punto de vista, debemos afrontar. Uno de ellos es el de crear sinergias entre las personas y los distintos apostolados para el bien y el crecimiento de la localidad. Sinergia que se desprende del saberse parte de una familia y una misión compartida.
Otro desafío es el de continuar interiorizando, asimilando y viviendo la identidad del Regnum Christi. Y, por último, está el seguir fortaleciendo la comunicación tanto hacia dentro como hacia fuera.
En esta localidad actualmente participan 50 matrimonios en la pastoral que hay para ellos y otros 110 adultos en diversas actividades de formación. En el ECYD cuentan con unos 200 chicos y 50 formadores, mientras que en Reino hay otros 60 jóvenes.